Los
pugs bien entrenados y adecuadamente socializados no son animales agresivos. Al
igual que cualquier perro, pueden morder, pero es raro que esto ocurra sin
mediar maltrato hacia el animal. Los pugs hacen honor a su lema "multum in
parvo" y no se amilanan ante perros de razas más grandes, lo cual los
puede meter en problemas.
Ante los seres humanos, tienden a mostrarse juguetones y
buscan la interacción. Sin embargo pueden mostrarse recelosos ante los
extraños, y anunciar con sus ladridos la presencia de personas desconocidas.
Si bien por su tamaño no son perros
guardianes, sí son buenos "perros de alerta o alarma".
Los pug muestran un moderado nivel de inteligencia, siendo
capaces de emplear sus cortos hocicos y las patas delanteras para obtener
objetos fuera de su alcance. Tienden a veces a la tozudez, y no necesariamente
acuden cuando se les llama, sino más bien cuando ellos quieren. A pesar de ello
no son de alejarse mucho de sus dueños y prefieren la compañía de estos a la de
otros perros.
Durante los primeros años de vida los pug pueden
ocasionalmente ser hiperactivos (correr, saltar y ladrar constantemente) pero
esta característica tiende a desaparecer con los años. Los pug de cinco o más
años tienden a ser más tranquilos y a disfrutar más de los sillones que de la
calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario